Para mí, Las enseñanzas de Don Juan es un libro incomprendido, creo que mal leído y explicado, pero que esconde detrás de su aparente temática grandes tesoros. Para mí, ir a las Enseñanzas de Don Juan es como ir a un anticuario mal iluminado a rebuscar entre una montaña de piezas desordenadas, pero donde se puede encontrar, y donde de hecho es fácil hacerlo, algún que otro gran tesoro.
Las Enseñanzas de Don Juan es la narración en primera persona de la experiencia que tuvo Carlos Castaneda en los años sesenta cuando desde su Universidad Norteamericana fue a México a estudiar sobre ciertas drogas para su tesis doctoral. Carlos Castaneda conoce entonces a Don Juan, un maestro mexicano que comparte con él el camino que debe saber para iniciarse en ese sendero. Mientras tanto, y esta es la joya que exige rebuscar para encontrar, Don Juan compartirá con él aquello que debe saber para convertirse en un hombre de conocimiento.
Hace unos días, un texto de este libro me hizo click, me dijo algo importante y por eso este fin de semana he tenido una cita con Las enseñanzas de Don Juan, que leí, según reza su primera página, en el verano de 1998 y del que he rescatado algunos fragmentos. Oro puro. Es de una sencillez y lucidez sencillamente pasmosa. Me encanta, por ejemplo, cuando dice…
– El miedo es el primer enemigo natural que un hombre debe derrotar en el camino del saber, del conocimiento.
– Un hombre va al saber como a la guerra: bien despierto, con miedo, con respeto y con absoluta confianza. Ir en cualquier otra forma al saber o a la guerra es un error, y quien lo cometa vivirá para lamentar sus pasos […] cuando un hombre ha cumplido esos cuatro requisitos, no hay errores por los que deba rendir cuentas; en tales condiciones sus actos pierden la torpeza de las acciones de un tonto. Si tal hombre fracasa o sufre una derrota, sólo habrá perdido una batalla…
– Aprender por medio de la conversación es no solo un desperdicio, sino una estupidez, porque el aprender es la tarea más difícil que echarse encima.
– ¡Nunca me enojo con nadie! Ningún ser humano puede hacer lo bastante importante para enojarme. Uno se enoja con la gente cuando siente que sus actos son importantes. Yo ya no siento eso.
– Un hombre de conocimiento es alguien que de verdad ha seguido las penurias de aprender; un hombre que sin apuro, sin vacilación, ha ido lo más lejos que puede en desenredar los secretos del poder y el conocimiento.
– Uno nunca es en realidad un hombre de conocimiento. Más bien, uno se hace hombre de conocimiento por un instante muy corto, después de vencer a los cuatro enemigos naturales.
– Tienes que ser un hombre fuerte y tu vida tiene que ser verdadera… ¿Qué es una vida verdadera? Una vida que se vive con la certeza nítida de estar viviéndola: una vida buena, fuerte.
– Por eso debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino y, si sientes que no debes seguirlo, no debes seguir en él bajo ningún concepto. Para tener esa claridad, debes llevar una vida disciplinada, sólo entonces sabrás que un camino es nada más que un camino y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo, si eso es lo que tu corazón te dice.
– Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte […]Puedo decir que en mi vida he recorrido caminos largos, largos pero no estoy en ninguna parte. […] ¿Tiene corazón ese camino? Si tiene, el camino es bueno, si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro hará maldeir tu vida. Uno te hace fuerte. El otro te debilita.
– Pero, ¿Cómo puedo estar seguro de si un camino tiene corazón? Cualquiera puede saber esto. El problema es que nadie se hace la pregunta y cuando uno por sin se da cuenta de que ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a punto de matarlo. En esas circunstancias muy pocos hombres pueden pararse a considerar, y más pocos aún pueden dejar el camino.
Mi pregunta de hoy es sencilla: Releer aquel texto que más te haya resonado. Sólo eso.
Espero y deseo que este septiembre inicies o continúes en un camino con corazón… ¡En tu camino con corazón!
Sergio Fernández
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